Si bien la ansiedad es una sensación de activación normal ante situaciones que percibimos como amenazantes (reales o imaginarias), los trastornos de ansiedad llevan dicha sensación temporal a un estado constante, experimentando miedo y preocupación de manera intensa y exacerbada, generando síntomas físicos, emocionales y cognitivos que son difíciles de controlar. Los trastornos de ansiedad interfieren con la vida cotidiana y suelen provocar dificultades en la vida personal, familiar, social y académica o laboral.
Dentro de los trastornos de ansiedad encontramos varios tipos, clasificados según la última edición del Manual Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-V) en trastorno de ansiedad por separación; mutismo selectivo; fobia específica; trastorno de ansiedad social/ fobia social; trastorno de pánico; agorafobia y trastorno de ansiedad generalizada (TAG). Si bien constituyen una categoría diagnóstica distinta, múltiples autores engloban el trastorno obsesivo-compulsivo (TOC) dentro de los trastornos ansiosos.
Pese a que los trastornos de ansiedad provocan gran malestar en quienes lo padecen (28% de chilenos manifiestan presentar sintomatología ansiosa según la OCDE (2022)), aún existen múltiples mitos que obstaculizan un óptimo trato y comprensión hacia aquellas personas que presentan algún trastorno ansioso. Es nuestra labor como profesionales reconocer y aclarar dichos mitos para ser un real apoyo para quienes sufren producto de su ansiedad:
Mito | Realidad |
La ansiedad es una enfermedad. | La ansiedad es una sensación psicofisiológica necesaria para afrontar las situaciones que percibimos como amenazantes. Si esta sensación se torna constante, se intensifica e interfiere con la vida diaria, decimos que se está desarrollando un cuadro ansioso. |
La ansiedad se cura con medicamentos. | Si bien los medicamentos de tipo ansiolítico ayudan a bajar la intensidad de la ansiedad, no es posible “curarla”, pues no es una enfermedad. |
Cuando algo nos da ansiedad, es mejor evitarlo. | Ya que la ansiedad es una reacción ante situaciones que percibimos como amenazantes, el evitar su afrontamiento se perpetúa. La ansiedad se vuelve funcional cuando nos moviliza a actuar anticipándonos a aquello que nos preocupa. |
Los trastornos de ansiedad no tienen cura. | Varias de las personas que padecen trastornos ansiosos tienen predisposición genética a tenerlos. No obstante, éstos se pueden sobrellevar bastante bien con el adecuado autoconocimiento, manejo y ayuda en caso de ser necesario. |
Solo un profesional de la salud puede contener a una persona con una crisis de ansiedad. | Todos tenemos la capacidad de contener a una persona que está pasando por una crisis ansiedad. La clave es llevarla a un lugar abierto, indicarle que respire profundamente, ayudarla distrayendo su mente y acompañando hasta que la crisis haya cesado. NO se recomienda profundizar en los motivos de su crisis hasta que ésta haya cesado. |
Los trastornos afectivos, como la depresión, son más graves que los trastornos ansiosos. | Los trastornos ansiosos sin un adecuado manejo y/o tratamiento oportuno pueden ser igual o más incapacitantes que los trastornos afectivos. De hecho, hay una comorbilidad no menor entre ambos. |
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