Si bien existen múltiples mitos sobre la depresión, vemos que una persona deprimida está lejos de la caricatura del individuo que está siempre triste. Más bien, se identifica a alguien deprimido como aquella persona que, queriendo hacer cosas y mantenerse funcional, percibe que no tiene la energía ni el interés para hacerlo, inundándole una sensación de inutilidad, culpa y frustración consigo misma que fomenta su pasividad. Si la persona no recibe tratamiento, puede llegar a sentirse desesperanzada y/o desesperada, pudiendo atentar contra su vida. Es por ello que si conocemos a alguien que se encuentra pasando por una depresión, por muy aislada, irritable y/o distante se encuentre, debemos acompañarle y apoyarle en la búsqueda de tratamiento profesional.
En base a lo anterior, la mayoría de las personas deprimidas se muestran ambivalentes en sus vínculos: refieren querer estar solas, se restan de panoramas e incluso se muestran molestas cuando se les acompañan, pero dicha distancia no es más que un reflejo de su frustración consigo, por lo que no debemos tomarnos a lo personal dicha resistencia. Al contrario, debemos acompañar sin juzgar las batallas que se luchan y no conocemos, y si nos afecta en demasía, sostenernos en otros, realizando una cadena de contención ante el gran problema: la depresión.
Si compartes con una persona que padece un trastorno depresivo o tú mismo lo padeces y necesitas un acompañamiento especializado, ¡el equipo de COS puede brindarte el apoyo que necesitas!
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