Las parejas suelen pasar por una montaña rusa de sentimientos y emociones: alegrías, ilusiones, decepciones, buenos momentos, discusiones, acuerdos, más discusiones… todo esto ¡está bien! Las relaciones de pareja son intensas debido a la proximidad que se genera y la constante invitación a salir de la zona de confort que implican, pues al estar en pareja se crea una nueva unidad en la que, a su vez, se debe mantener la individualidad, debiendo velar por la estabilidad de un tú, un yo y un nosotros. Asimismo, cuando una pareja se consolida en el tiempo (más allá de cómo es la dinámica), el apego que se genera alcanza una relevancia tan grande como el apego entre madre e hijo/a, pudiendo cambiar el patrón de apego que se trae desde la infancia: increíble, ¿no?
Por lo anterior, existen ciertas categorías que engloban las principales dificultades de las relaciones de pareja, entre las que se encuentran:
Roces domésticos asociados a rasgos de personalidad (p.e., peleas porque una de las dos personas tiene rasgos más obsesivos y considera que hace mejor el aseo).
Discrepancias asociadas a distintos estilos de crianza (p.e., cómo pasar las fiestas de fin de año).
Proyección de inseguridades en la pareja por experiencias emocionalmente negativas en el pasado (p.e., uso del celular cuando se ha sido engañado antes).
Diferentes estilos de apego (p.e., situaciones de estrés cuando una de las personas tiene apego ansioso/ambivalente y la otra, evitativo).
Diferentes temperamentos (p.e., una de las personas tiene un temperamento altamente sensible, de alta reactividad, etc.) y estilos cognitivos (rígido (“cuadrado”), divergente (“disperso”), etc.).
Distintos estilos y/o expectativas de vida (p.e., a una de las personas le gusta la vida fitness y a la otra no; una de ambas personas quiere tener hijos y la otra no; etc.).
Infidelidades (p.e., decidir seguir en pareja y estar atenta al celular de la pareja).
Patrones de violencia en cualquiera de sus tipos.
Como vemos, los problemas de pareja son naturales y es saludable que existan diferencias entre dos personalidades distintas, sobre todo cuando se llega a la etapa previa a la consolidación del amor: la decepción. Así como se lee, las parejas deben pasar por una etapa de decepción pues es allí donde se deja de idealizar y se acepta que la persona de la cual estamos enamorados tiene características o hábitos que no nos gustan y en base a eso, cuestionamos y decidimos si el amor nos lleva a integrar dichas características y continuar en pareja de todos modos o dichas diferencias no son transables. Si aún teniendo claro esto la decisión es muy difícil de tomar y ya no está siendo posible llegar a acuerdos, se sugiere pensar en una instancia de psicoterapia de parejas para resolver aquello, ¡en COS te podemos ayudar en ello!
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